miércoles, 3 de julio de 2019

LA TECATA SANTA


Resultado de imagen para arbol junto a rio



Cuentan que hace ya muchos años, estaba un caserío retirado a varias horas del pueblo mas cercano y  era costumbre que cuando alguien tenia por fuerza que ir al pueblo, sus vecinos le hacían toda clase de encargos.
¾   ¡hola comadre!, ¡guenos días!, ¿ya sabe que el Matías va ir  pal pueblo?
¾   ¡no comadre!, hora no jui al molino, molí todo con el metate y la Lupe me ayudo a echar las “gordas”; pero qué gueno que me dijo porque quiero que me traiga un poco de azúcar de caña.
¾   Pos yo también necesito piloncillo, voy mero horita a buscarlo, creo que esta con Teófila, ¿quiere que vayamos juntas?
¾   ¡si comadre!, ¡péreme pa rejuntar los huevos y nos vamos!
Así, cada una de las señoras encargaba terrones de azúcar de caña, sal, chocolate, jabón de olor para bañarse, hasta listones o un par de huaraches nuevos, eso era lo más común, pero en esta ocasión todo sería diferente, estando Matías en casa de doña Teo, llegaron las comadres María y Remedios.
¾   ¡Guenos Dias doña Teo!, venemos mi comadre Reme y yo pa ver si esta aquí el Matías, que nos dijeron que va ir al pueblo.
¾   Si, ¡guenos dias!, ¡pásenle pa dentro!, ta tomándose un cafecito y esperando a su primo chencho.
¾   Gracias doña Teo, -exclamo doña Mari,- ¡guenas don Matías!,
¾   ¡Buenos días!, ¿Qué van a querer que les traiga?-pregunto amablemente Matías-
¾   ¡Yo quero unos terrones de azúcar de caña, con dos pesos tráigame todos los que se pueda!
¾   ¡muy bien doña Mari, yo le traigo sus terrones de azúcar! Y usted doña Remedios ¿Qué va querer que le traiga?
¾   ¡pos con la pena don Matías, le encargo unas tres tablillas de chocolate y lo que me sobre de sal! – estirando la mano con los billetes le dio tres pesos-
¾   ¡guenos días, guenos días!,
¾   ¡pasele pa dentro Chencho!, ¡guenos dias!, aca dentro ta tu primo
¾   ¡gracias doña Teo!, ¿Qué ya listo primo?
¾   Matias, se pone de pie y saluda de mano a su primo Chencho- ¡ya listo Primo!, solo falta que doña Teo, me diga su encargo
¾   Pues mire don Matias, le dije que me dejara pal ultimo, porque quero que ponga mucho cuidado en lo que me va a trair, figurese que tengo artos dias que no voy a confesarme y tengo la corazonada que el diablo me vaiga a visitar en estos días.
¾   Y…. ¿Cuál es su encargo Teo?
¾   Pos la última vez que hable con el Curita, me dijo que el árbol de juera de la iglesia es un árbol Santo…y pos yo quiero que me traiga una “tecata” del mismísimo árbol Santo, ancina cuando venga el diablo y me quiera asustar lo mando al infierno con mi “tecata Santa”, pos no se me va a poder acercar.
Viendo la seriedad de doña Teófila, pues ninguno de los presentes se atrevió a decir lo que pensaban y menos reírse, porque cabía la posibilidad que fuera verdad lo dicho por doña Teo.
¾   ¡bien doña Teo, le traeré su “tecata”! ¿algun tamaño en especial?
¾   ¡no!, el tamaño no me importa conque sea una “tecata Santa”, es suficiente don Matías.
Así muy temprano en la mañana, salió don Matías y su primo Chencho, llevando en mente todos los encargos de los vecinos, pero en especial el de doña Teo, al trote de sus caballos, llegaron casi a medio día, hicieron sus diligencias, compraron los encargos y tomaron camino de regreso, al llegar a un arroyo, se bajaron de sus caballos buscando la sombra de un gran árbol, se dispusieron a calentar el itacate y comer para seguir su camino y llegar anocheciendo …pero justo en ese momento.
¾   ¡primo, la “tecata” de doña Teo!, - exclamo horrorizado don Matías- ¿Qué vamos a hacer?, no podemos regresar.
¾   Pues mira primo –dijo Chencho sin apuro- corta una tecata de este árbol y dile que es su “tecata Santa”
¾   ¡y si se da cuenta Chencho! ¿Qué le digo? Si se da cuenta
¾   ¿Cómo se va a dar cuenta Matías?
¾   ¿tú crees que no?
¾   ¡te aseguro que no se dará cuenta!
Y sin decir mas,  Chencho fue hacia el árbol y cortó una tecata que envolvió cuidadosamente en el pañuelo que les había dado doña Teo para guardar su “tecata”, luego cada uno con sus propios pensamientos siguieron camino sin decir una sola palabra, cuando llegaron al caserío, ya estaban esperándolos frente a la casa de doña Teo, todos se fueron acercando y les fue entregado su encargo, pero ninguno se iba, todos estaban esperando que le entregaran la “tecata Santa” a doña Teo, que impaciente esperaba.
¾   Ya solo falta mi encargo don Matías, ¡no vaiga a decir que se le olvido mi encargo.
¾   ¿Cómo cree doña Teo?, primo ¡pásame el encargo de doña Teo!
 Y sudando frío le entregaron el pañuelo, despidiéndose enseguida de todos los presentes se fue don Matías acompañado por su primo Chencho.
Tres días más tarde, en el pequeño jardín se encontraban Matías y Chencho, cuando de pronto llego a caballo un hombre, los miro, se dirigió hacia ellos y sin quitarles la vista de encima pregunto ¿Dónde se encuentra la casa de doña Teófila?, los dos al mismo tiempo apuntaron la casa de Teo y salieron corriendo como alma que lleva el diablo,  el hombre bajo del caballo y caminó con paso lento seguido por su caballo, a cada paso sus espuelas sonaban en el silencio de la noche como augurando algo malo en el ambiente, llego y toco la puerta…
¾   Toc, toc, toc
¾   ¿Quién es?
¾   ¡soy el diablo!, ¡vengo por ti!
La puerta se abrió de par en par y desde su escondite Matías y Chencho no perdían detalle, salió doña Teófila quien alzando por encima de su cabeza su “tecata Santa”, reto al diablo diciendo:
¾   ¡acércate, ni creas que te tengo miedo! ¡yo sabía que vendrías a buscarme!, pero no podras con mi “tecata Santa”.
El pobre diablo asombrado miro a Teo con su “tecata Santa” por arriba de su cabeza y retrocediendo dijo: “NO ES TU TECATA SANTA LO QUE ME ATACA MUJER, ES TU FE LO QUE ME MATA”, y pegando un brinco se subió a su caballo y se fue por donde había llegado, desde entonces el pueblo vivió en tranquilidad custodiado por la “tecata Santa” de doña Teófila y el silencio eterno de dos testigos don Matías y su primo Chencho.