sábado, 12 de febrero de 2022

 












11 de febrero, fecha inolvidable para la familia, se fue al viaje sin retorno mi hermano mayor, mi mente tiene la imagen del hermano trabajador, que supo superar las pruebas que encontró en su camino, que trato de ser buen esposo, buen padre, buen  hermano, buen amigo y quizás nunca lo logro, porque nadie es perfecto en esta vida, pero que sin duda fue buen hijo, tenemos que reconocer que esa fue la labor más grande que hizo en esta tierra porque permaneció siempre al lado de la madre que lo pario y vivió junto a ella muchas experiencias que marcaron su vida, pero nunca los separaron.

Recuerdo un partido de futbol que le organizaron antes de ir a la comida que tenían preparada para despedirlo de CFE, fuimos... si no mal recuerdo mi madre, su esposa la Guerita y yo, nos dimos cuenta como sus compañeros de trabajo lo despidieron dejando que metiera gol en la portería contraria y de la nada sacaron un trofeo que le dieron como el mejor jugador,  todos reímos, luego nos fuimos a la comida, ese fue uno de los momentos más alegres que pase al lado de mi hermano Salvador, viéndolo jugar con sus compañeros y recibiendo el respeto, la admiración, el cariño de todos ellos y como siempre acompañado por su madre, su esposa y su hermana.

 Ahora que se ha ido, quiero recordarlo siempre así, sonriendo, contándome anécdotas de su vida.

Quiero pensar que ahora mis padres y mi hermana lo recibirán con mucho gusto sabiendo lo agradable que será la espera de la demás  familia y.... si después de la muerte no existe nada....no me importa,  yo decido que así es y así será para mí.

Por siempre estarás en mi corazón y mi mente, descansa en paz.

miércoles, 3 de julio de 2019

LA TECATA SANTA


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Cuentan que hace ya muchos años, estaba un caserío retirado a varias horas del pueblo mas cercano y  era costumbre que cuando alguien tenia por fuerza que ir al pueblo, sus vecinos le hacían toda clase de encargos.
¾   ¡hola comadre!, ¡guenos días!, ¿ya sabe que el Matías va ir  pal pueblo?
¾   ¡no comadre!, hora no jui al molino, molí todo con el metate y la Lupe me ayudo a echar las “gordas”; pero qué gueno que me dijo porque quiero que me traiga un poco de azúcar de caña.
¾   Pos yo también necesito piloncillo, voy mero horita a buscarlo, creo que esta con Teófila, ¿quiere que vayamos juntas?
¾   ¡si comadre!, ¡péreme pa rejuntar los huevos y nos vamos!
Así, cada una de las señoras encargaba terrones de azúcar de caña, sal, chocolate, jabón de olor para bañarse, hasta listones o un par de huaraches nuevos, eso era lo más común, pero en esta ocasión todo sería diferente, estando Matías en casa de doña Teo, llegaron las comadres María y Remedios.
¾   ¡Guenos Dias doña Teo!, venemos mi comadre Reme y yo pa ver si esta aquí el Matías, que nos dijeron que va ir al pueblo.
¾   Si, ¡guenos dias!, ¡pásenle pa dentro!, ta tomándose un cafecito y esperando a su primo chencho.
¾   Gracias doña Teo, -exclamo doña Mari,- ¡guenas don Matías!,
¾   ¡Buenos días!, ¿Qué van a querer que les traiga?-pregunto amablemente Matías-
¾   ¡Yo quero unos terrones de azúcar de caña, con dos pesos tráigame todos los que se pueda!
¾   ¡muy bien doña Mari, yo le traigo sus terrones de azúcar! Y usted doña Remedios ¿Qué va querer que le traiga?
¾   ¡pos con la pena don Matías, le encargo unas tres tablillas de chocolate y lo que me sobre de sal! – estirando la mano con los billetes le dio tres pesos-
¾   ¡guenos días, guenos días!,
¾   ¡pasele pa dentro Chencho!, ¡guenos dias!, aca dentro ta tu primo
¾   ¡gracias doña Teo!, ¿Qué ya listo primo?
¾   Matias, se pone de pie y saluda de mano a su primo Chencho- ¡ya listo Primo!, solo falta que doña Teo, me diga su encargo
¾   Pues mire don Matias, le dije que me dejara pal ultimo, porque quero que ponga mucho cuidado en lo que me va a trair, figurese que tengo artos dias que no voy a confesarme y tengo la corazonada que el diablo me vaiga a visitar en estos días.
¾   Y…. ¿Cuál es su encargo Teo?
¾   Pos la última vez que hable con el Curita, me dijo que el árbol de juera de la iglesia es un árbol Santo…y pos yo quiero que me traiga una “tecata” del mismísimo árbol Santo, ancina cuando venga el diablo y me quiera asustar lo mando al infierno con mi “tecata Santa”, pos no se me va a poder acercar.
Viendo la seriedad de doña Teófila, pues ninguno de los presentes se atrevió a decir lo que pensaban y menos reírse, porque cabía la posibilidad que fuera verdad lo dicho por doña Teo.
¾   ¡bien doña Teo, le traeré su “tecata”! ¿algun tamaño en especial?
¾   ¡no!, el tamaño no me importa conque sea una “tecata Santa”, es suficiente don Matías.
Así muy temprano en la mañana, salió don Matías y su primo Chencho, llevando en mente todos los encargos de los vecinos, pero en especial el de doña Teo, al trote de sus caballos, llegaron casi a medio día, hicieron sus diligencias, compraron los encargos y tomaron camino de regreso, al llegar a un arroyo, se bajaron de sus caballos buscando la sombra de un gran árbol, se dispusieron a calentar el itacate y comer para seguir su camino y llegar anocheciendo …pero justo en ese momento.
¾   ¡primo, la “tecata” de doña Teo!, - exclamo horrorizado don Matías- ¿Qué vamos a hacer?, no podemos regresar.
¾   Pues mira primo –dijo Chencho sin apuro- corta una tecata de este árbol y dile que es su “tecata Santa”
¾   ¡y si se da cuenta Chencho! ¿Qué le digo? Si se da cuenta
¾   ¿Cómo se va a dar cuenta Matías?
¾   ¿tú crees que no?
¾   ¡te aseguro que no se dará cuenta!
Y sin decir mas,  Chencho fue hacia el árbol y cortó una tecata que envolvió cuidadosamente en el pañuelo que les había dado doña Teo para guardar su “tecata”, luego cada uno con sus propios pensamientos siguieron camino sin decir una sola palabra, cuando llegaron al caserío, ya estaban esperándolos frente a la casa de doña Teo, todos se fueron acercando y les fue entregado su encargo, pero ninguno se iba, todos estaban esperando que le entregaran la “tecata Santa” a doña Teo, que impaciente esperaba.
¾   Ya solo falta mi encargo don Matías, ¡no vaiga a decir que se le olvido mi encargo.
¾   ¿Cómo cree doña Teo?, primo ¡pásame el encargo de doña Teo!
 Y sudando frío le entregaron el pañuelo, despidiéndose enseguida de todos los presentes se fue don Matías acompañado por su primo Chencho.
Tres días más tarde, en el pequeño jardín se encontraban Matías y Chencho, cuando de pronto llego a caballo un hombre, los miro, se dirigió hacia ellos y sin quitarles la vista de encima pregunto ¿Dónde se encuentra la casa de doña Teófila?, los dos al mismo tiempo apuntaron la casa de Teo y salieron corriendo como alma que lleva el diablo,  el hombre bajo del caballo y caminó con paso lento seguido por su caballo, a cada paso sus espuelas sonaban en el silencio de la noche como augurando algo malo en el ambiente, llego y toco la puerta…
¾   Toc, toc, toc
¾   ¿Quién es?
¾   ¡soy el diablo!, ¡vengo por ti!
La puerta se abrió de par en par y desde su escondite Matías y Chencho no perdían detalle, salió doña Teófila quien alzando por encima de su cabeza su “tecata Santa”, reto al diablo diciendo:
¾   ¡acércate, ni creas que te tengo miedo! ¡yo sabía que vendrías a buscarme!, pero no podras con mi “tecata Santa”.
El pobre diablo asombrado miro a Teo con su “tecata Santa” por arriba de su cabeza y retrocediendo dijo: “NO ES TU TECATA SANTA LO QUE ME ATACA MUJER, ES TU FE LO QUE ME MATA”, y pegando un brinco se subió a su caballo y se fue por donde había llegado, desde entonces el pueblo vivió en tranquilidad custodiado por la “tecata Santa” de doña Teófila y el silencio eterno de dos testigos don Matías y su primo Chencho.

viernes, 10 de mayo de 2019

EL TÚNEL Y ALAN.


Manzanillo en el Estado de Colima, es un Puerto de altura que recibe una gran cantidad de barcos para embarque y desembarque con productos de todo tipo, cuenta también con hoteles, desde los ejecutivos, de cinco estrellas hasta los económicos con todo lo necesario para pasar unas buenas vacaciones, playas hermosas ubicadas a lo largo del puerto y sus alrededores, la termoeléctrica.
     Pero el centro del Puerto no ha cambiado mucho, no hay espacio para que cambie, casi todo sigue igual, sus cerros llenos de caminos que solo son transitables en burro o a pie, en especial hay un lugar llamado “el túnel”, que haciendo justicia a su nombre atraviesa de manera natural, un cerro desde el Océano Pacífico hasta la laguna de Campos, para luego encontrarse de nuevo con el Océano, rodeando parte de la Ciudad.
         Ese es el lugar en donde comienza una historia que por increíble que parezca tiene mucho de verdad, fue hace ya muchos años, cuando todavía “los perros se amarraban con longaniza” y se desechaban los “dentros” de los animales que se mataban en el rastro.
Por un lado del “túnel”, puedes mirar adornando el panorama, una lancha de Pilotos de Puerto,  que a manera de guardia perezoso yace plácidamente en tierra a un costado de sus oficinas, por el otro lado se encuentra el famoso y antiguo restaurant de comida china Ly Chee,  que ofrece justo por el respiradero de la cocina sus aromas a todo aquel turista que gusta de  acercarse a  ver el agua del mar bajo sus pies, también de vez en cuando algún intrépido pescador, brinca la barda de protección de casi metro  y medio de altura  y se arriesga entre las piedras, para curricanear los  peces que con la marea alta, pasan por cientos en ese lugar,  junto con grandes cantidades de agua que alimenta la vida del otro lado del cerro.


       Cierta tarde de luna llena, nuestro amigo Alan, joven de 16 años, moreno, delgado, estatura media, llegó con todos los aparejos que necesitaba para pasar  la noche tratando de conseguir los mejores y más grandes peces de la noche, cuando menos eso era lo que él pensaba hacer, cuando de pronto aun sin acomodar su curricán en la cuerda, cayó al agua y fue arrastrado por la corriente del mar, mucha gente se dio cuenta pero nada se podía hacer, la marea lo sacaría igual que a muchos que habían pasado por lo mismo, solo había que esperar unos días…

         Afortunadamente para el joven no pasó así, dos días después salió por el otro lado aún con vida, lo vieron los pescadores que viven a los costados de la entrada del agua del Pacífico, lo rescataron y lo llevaron al hospital en donde lo atendieron para después darlo de alta con la mala noticia de que debido a la experiencia que el joven había vivido, tendría algunas secuelas en su cerebro, que quizás con el tiempo podría superar.
        
Una tarde que andábamos de paseo, nos encontramos a Alan y no pude evitar llamarlo y hablamos con él.


¾   ¡Hey!, ¡Alan!, ¡Cuéntanos! ¿Qué te pasó en el túnel?
¾   ¡me caí!, ¡de verda!, ¡me fui de hocico pa bajo!, y a luego, que quise nadar y ¡ándale! Que no pude, yo pensaba ¡hay, madrecita, me voy a morir!, y cuando me jalaba el agua pa dentro, yo brincaba y manoteaba, pa ver que agarraba porque ya no se  miraba nada allá adentro, y ¿Qué creen?
¾   ¿Qué Alan? ¡cuéntanos!,
¾   Pos que agarro una piedrota, la agarre bien juerte y no me solté, me metí pa dentro, pero sin soltarme ¡fíjate!, ¡hasta con las patas estaba agarrado!, de menso que me suelto, no me solté, ¡no se cuanto tiempo paso!, pero que me empiezo a engarrotar, el agua ta bien fría allá adentro,  me soltaba de una pata, luego de la otra, luego una mano, luego  la otra, pero a luego ¡que me empieza el sueño!
¾   ¿y qué hiciste Alan?
¾   Pos comencé a gritar ¡hay madrecita ayúdame!, ¡hay madrecita tengo miedo!, ¡hay madrecita que me voy a morir!, y que se deja venir una olota  pero grandota, y que me sube pa arriba, ya no me pude agarrar, y que me avienta mas pa dentro y ¡a luego que se va!, ¡pos que me quedo trepado en otra piedra!, era como si juera una cuevita, el agua me llegaba a las patas y cuando venían las olas me hacia pa atrás y el agua solo me llegaba a la panza,  cuando la marea se calmo entonces me pude sentar y con las nalgas en el agua que me quedo dormido, ¡fijate!, ¡ni se cuanto tiempo!,
¾   ¿y luego, que paso?
¾   Pos desperté porque sentí que me caminaba algo en la cabezota, primero pensé en quedarme quietecito, pero yo tenía mucha hambre, ¡que le aviento un trancazo y que lo agarro!
¾   ¿Qué era Alan?
¾   ¡Pos!, un cangrejo o una jaiba, ya ni supe, pero me lo trague y taba bien gueno, y le grite a la madrecita ¡hay mi madrecita de Guadalupe, mándame más animalitos que todavía tengo harta hambre!, ¡nombre!, que me empiezan a llegar por montones de cangrejos, hasta que le grite otra vez a la madrecita ¡hay madrecita, estos son muchos, me van a tragar ellos a mi, mejor llévatelos!
¾   ¿y se los llevo??
¾   ¡nombre!, al que me llevó fue a mí, que por andar de tragón, me descuide y que llega otra  olota  y me da tremendo sacudón, me arrejolo por allá y que me caigo otra vez pa dentro del agua,  busque la piedrota pa agarrarme pero ya no la encontré,  a luego también buscaba la cuevita pero tampoco la halle, no sé cuánto tiempo pasó, pero la corriente me aventaba de allá pa ca, de aquí pa allá, nomas sentía los arañazos de las piedras por todos lados pero no podía agarrar ni una, hasta que sentí un golpazo en la cabeza y ya no se qué paso.
¾   ¿y entonces como saliste Alan?
¾   Pos ya cuando desperté, estaba en el hospital, me dijeron que unos pescadores me encontraron frente a una de las casas que están del otro lado de la laguna, yo creo que el golpazo que me di, me dejo dormido, lo bueno que yo creo que me quede con el hocico pa arriba, por eso no me ahogue, me sacaron del mar creyendo que ya estaba tieso, pero ¡no!, todavía estaba vivo ¡fíjate!
¾   Oye Alan y ¿Cuándo vuelves a pescar allá por el túnel?
¾   Me quede loco, pero no pendejo, nunca me le vuelvo a acercar al túnel, y ya me voy porque tengo que revisar mi caballo
¾   Y ¿Qué le vas a revisar Alan?
¾   Pos es que ayer por la tarde,  andábamos paseando mi caballo y yo allá por el lado de Campos y  me baje de mi caballo, lo amarre y me quede dormido debajo de un árbol lleno de mangos, ¡nombre!, ¿vas a creer que cuando desperté, mi caballo se había comido mi machete? Y ahora voy a ver si de pura casualidad lo caga. ¡adiós!, ¡no se vayan a acercar al túnel, porque se van a caer!

¾   Y sin más comentarios, Alan, se aleja en busca de sus sueños que mezclados con la realidad, se convierten en una hermosa historia de supervivencia de una persona que gracias a una mala experiencia conservará por siempre la inocencia de un niño que vive en su propio mundo.




Febrero 09 de Marzo del  2014


jueves, 14 de junio de 2018


Padre
Mientras estuviste conmigo, nunca supe lo que era estar sola, pero cuando ya no estabas a mi lado, tuve tanto miedo a la soledad, que busque a Dios para sentirme siempre acompañada, casi lo logro  pero de verdad es difícil cuando vives en un mundo rodeado de mil cosas que se meten por los cinco sentidos, entonces tu cerebro te dice que necesitas a alguien a quien puedas ver, escuchar, palpar y te rodeas de gente, creyendo que así esa soledad no podrá entrar en tu vida, apenas hace unos días, yo me he enterado que la mejor y peor soledad que puedes tener, es justamente esa, vivir rodeado de gente y sentirte completamente solo.

La mejor…porque cuando ya estas consciente de eso, te fortalece pensar que ya no importa estar rodeado de gente, solo necesitas a Dios.

La peor… seguir viviendo así.
¿sabes? me gustaría volver a verte, que estuviéramos en casa y llegaras a sentarte bajo el árbol que tanto te cuido...cobijado bajo su sombra, movía sus ramas para refrescarte... poder quitar tus zapatos y poner las chanclas en tus pies, acariciar tu pelo, escucharte cantando una canción rascando las cuerdas a la guitarra, o platicando anécdotas de tu vida, siempre tan interesantes y divertidas, recuerdo las canciones que me enseñaste, como aquella que aprendí un día en colima esperando el tren  que nos llevaría de regreso a casa, me imagino como me habré visto cuando tu les dijiste a los pasajeros del tren que yo les cantaría una canción que acababa de aprender... me sentí tan protegida y orgullosa de mi padre, a tu lado nunca tuve miedo, la cante con tanta seguridad y soltura que la gente me aplaudía al mismo tiempo que te felicitaba por tener una hija como yo, esas sensaciones nunca se fueron de mi vida y son mas grandes que cualquier otra cosa mala que hayamos vivido juntos, 

viernes, 12 de enero de 2018

Thomas Spencer Monson (1927-2018)

Al escuchar las palabras de nuestros líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, recordando, reconociendo y despidiendo  en su funeral, a nuestro amado profeta Thomas Spencer Monson, quien murió  el pasado dos de enero de 2018, ha venido a mi memoria aquel día en que le conocí en persona, estábamos en una conferencia en la Ciudad de Guadalajara, era un lugar pequeño para el número de personas que esperábamos ansiosas conocerle y escuchar sus palabras, cuando entro al recinto, se sintió su presencia, lentamente caminaba saludando de mano a todos los que formábamos  una valla que respetuosamente se abría a su paso para llevarlo hasta el pulpito en donde después nos deleitamos con sus palabras, su sabiduría, pero sobretodo con el espíritu tan fuerte que emanaba de un hombre que estaba ya destinado a ser el sucesor del que entonces era profeta Gordon B. Hincky, en su calidad de apóstol y con la debida autoridad, Thomas S. Monson, nos levantó, fortaleció y testifico de esta gran obra.
De  manera personal, me siento bendecida al poder decir que he conocido y escuchado personalmente a dos profetas del Señor, Gordon B. Hincky y Thomas Spencer Monson, del primero, conservo tres hermosos libros que me regalo junto con unas tarjetas navideñas, la bendición de escuchar sus palabras inspiradas personalmente y el gozo de compartir una sesión dentro del templo de Guadalajara cuando fue la dedicación, del segundo, creo que lo que más recordare serán tres cosas también, la primera la forma en que siempre testifico de esta gran obra, la segunda, la anécdota de cuando era soldado y creyó que estaba solo pero permaneció firme en sus creencias, la tercera, la recomendación de leer diariamente el libro de Mormón.
Gracias Padre por haberme permitido conocerlos y escucharlos, te pido que me ayudes a ser mejor cada día.


jueves, 11 de mayo de 2017

MI MADRE

Mi madre, mi amiga, mi compañera de aventuras, mi cómplice ha muerto, yo pensaba que estaba preparada para ese momento, pero de pronto me di cuenta que no, cuando en mi mente comenzaron a desfilar todos esos momentos en que mi madre estuvo a mi lado, ella tenía miedo a morir, porque vivió con el miedo toda su vida,  no supo como vencerlo y al aceptarlo se convirtió en una persona fuerte, orgullosa, trabajo incansablemente mientras pudo, hasta el último momento conservo su carácter, su mente lúcida, el tiempo doblego su cuerpo, pero nunca pudo doblegar su espíritu, ¿buena o mala?, que importa, ella termino su misión en la tierra y Dios es el único que puede juzgarla, a nosotros como hijos, nietos, bisnietos y tataranietos o lo que le sigue, solo nos toca recordarla si queremos u olvidarla si podemos, ninguno de sus hijos vivió a su lado tanto tiempo como mis hermanos  Salvador, Carlos, Rogelio, Cuitláhuac y yo, los demás por sus vidas y familias, no pudieron hacerlo, pero cada vez que podían le daban la sorpresa y mi madre los disfrutaba a su manera, ¿Quién no recuerda su bienvenida con una carnita de puerco con chile?, sus chilaquiles, su mole, sus tamales, sus enchiladas, esa siempre fue la forma de decirnos cuanto nos amaba, no tuvo tiempo de abrazarnos cuando niños, porque siempre estuvo al pendiente de tener la comida a tiempo, la casa limpia, recuerdo verla planchando con una plancha que calentaba en el comal, los burritos calientitos con sal que nos hacía, y sus sabrosas gorditas de natas, pero a pesar de todo eso, siempre tuve el sentimiento de que mi madre no nos quería, que nunca nos había querido, renegué cuando tuve que ir a la escuela para padres y ahí aprendí hace justo ocho días,  que las madres también demuestran su amor de forma callada dando de comer a sus hijos, ¡ah cuanto nos amaste madre mía!, yo quería que me abrazaras cuando era niña, pero tus brazos siempre permanecieron ocupados en amarnos, si solo hubieras tenido un hijo, seguramente lo hubieras cubierto de besos y abrazos a cada momento, pero tuviste tantos que cada vez que nos llevábamos un bocado a la boca, seguramente nos mirabas pensando en todos los besos que nos repartías, no fuiste perfecta ¿Quién de nosotros lo ha sido?, recuerdo mucho a Eloísa mi hermana, meses antes de que ella se enterara que iba a morir, hablo conmigo de este sentimiento hacia mi madre, lamento no haber comprendido lo que ahora comprendo para compartirlo con ella, pero sé que ellas tendrán ahora una eternidad para abrazarse y decirse lo mucho que se quisieron y se querrán por siempre, una noche antes de la muerte de mi madre, tuve unas horribles pesadillas, soñaba que mi madre caía por un barranco oscuro, yo quería moverme para detenerla pero nunca pude, después de recibir la noticia de mi hermana Xóchitl, mis  ojos permanecieron secos, solo sentí en  mi corazón una opresión y un dolor ya conocido, después de unos minutos, mi esposo me dijo que teníamos que ir a la Iglesia a que firmaran su recomendación, nos fuimos y  en el camino de pronto recordé a mi madre hace ya como 17 años, cuando le dije que iría a Ensenada solo por dos días, ella me contestó: ¡me vas a dejar! ¿verdad?, y yo muy segura le dije que no, -“solo voy por dos días madre”-pero las cosas no pasaron como yo creía y no volví, años después cuando ella ya se encontraba en casa de mi hermano Salvador, me dijo “te fuiste y me dejaste”, al recordarlo no pude controlar mi llanto, porque comprendí,  que no podría acompañar su cuerpo en los últimos momentos en esta tierra, pero después del llanto le agradecí a Dios, haberle conocido como mi madre, poder saber que ella está bien, que se reunirá con sus padres, con todos sus hijos que ya han muerto, sus hermanos y demás familia, que yo la sentiré por siempre en mi corazón y que quizás también algún día pueda verla.
         Agradezco mucho a la esposa de mi hermano Salvador, (Juana), a quien de cariño llamamos “guera”, ella por años cuido de mi madre y la alimento de manera tal que pudo permanecer hasta esta fecha con nosotros (10 de mayo de 2017), sé que no tenía ninguna obligación de hacerlo y lo hizo con cariño y dedicación, de la misma forma a mi hermana Xóchitl, que aunque como hija, si tenía la responsabilidad de hacerlo, tuvo que sacrificar su casa, su vida para poder cuidar de ella hasta este momento, lo hizo, a diferencia de las demás hijas que mi madre tiene incluida yo, la distancia no es excusa;  la apatía menos y solo menciono la responsabilidad de las hijas y no de los hijos, porque ella en su calidad de mujer nos necesitaba a nosotras y le fallamos.

         Lo hecho, hecho esta, y solo nos queda el consuelo que nos puede dar Dios, la fortaleza o esperanza que cada uno de nosotros necesite y el recuerdo que también cada uno de nosotros quiera guardar, esa es nuestra decisión, descansa en paz madre que tu hija te recordara por siempre. 

viernes, 29 de julio de 2016

SOLO PARA TI Y PARA MI


Una vez en mi vida, necesite tener un hijo, porque si no, estaba en juego mi integridad física o sea el temor de ser molida a golpes,  fue la primera experiencia, quien me hizo mujer y madre, el amor a primera vista, mis primeros errores y quizás los más grandes  que podre cometer  el resto de mi vida.
Después, desee con toda mi alma tener una hija, prometí cuidarla y amarla si dios me lo concedía, ella llegó en silencio, sin lastimar a su madre, pequeñita, pero con una fortaleza tan grande que todavía me sorprende, siempre está ahí a mi lado, aun en la distancia o el tiempo.




Luego el amor se hizo presente en mi vida y llegaste tú, por eso eres el Oscar en mi vida, mi triunfo sobre la maldad de un hombre que constantemente me humillaba, vida encima de eso,  a todo lo alto, un Oscar, sabía que lograrías grandes cosas, siempre ordenado, respetuoso y trabajador desde pequeño, seguiste el camino que elegiste pero nunca olvidas a tu madre en cada decisión de tu vida.





Por último, llego a mi vientre, la decisión, el desafío, la resignación, de saber cuánto sufriría  si decidía tenerlo y lo acepte, con mi  corazón y mi mente ya preparada para todo lo que me esperaba, sé que esa decisión los hizo sufrir a todos junto conmigo, desvelos, necesidades y privaciones, pero nos unifico como una familia, y  aprendimos a cuidarlo y amarlo desde el primer momento.



He luchado mucho a mi manera para poder ser una buena madre quizás no  lo he logrado pero lo más hermoso que tengo en esta vida son ustedes, mis hijos y los amo mucho a pesar de todo y encima de todos, he llorado en silencio por muchas razones, pero las lagrimas que he derramado por ustedes han limpiado mi alma y aun me llenan de fuerza para seguir adelante, quisiera poder tener poder en mis manos y  protegerlos siempre, pero como sé que no sería posible, me esfuerzo en servirle a Dios, para que Él lo haga.

Los amo

Mamá.